Una nueva forma del coronavirus se está propagando rápidamente en la Ciudad de Nueva York, y trae consigo una preocupante mutación que podría debilitar la efectividad de las vacunas, descubrieron dos equipos de investigación.
La nueva variante, llamada B.1.526, apareció por primera vez en muestras recolectadas en la ciudad en noviembre pasado. A mediados de ese mes, representaba cerca de una de cada cuatro secuencias virales en una base de datos compartida por científicos.
Un estudio de la nueva variante, liderado por un grupo en Caltech, fue publicado en línea el martes. El otro, realizado por investigadores de la Universidad de Columbia, se publicó este jueves. Ninguno de los dos ha sido sometido a revisión por pares, ni publicado en una revista científica, pero los resultados consistentes sugieren que la propagación de la variante es real, dijeron expertos.
“No son particularmente buenas noticias”, dijo el doctor Michel Nussenzweig, un inmunólogo de la Universidad de Rockefeller, quien no estaba involucrado en las nuevas investigaciones. “Pero al menos saberlo es bueno, porque entonces quizá podemos hacer algo al respecto”.
Nussenzweig dijo que le preocupaba más la variante en Nueva York que otra que se está propagando velozmente en California. Otra variante contagiosa, descubierta en Reino Unido, ahora suma al menos 2 mil casos en 45 estados. Se prevé que se vuelva la versión del virus más dominante en EU para el final de marzo.
Investigadores han estado estudiando el material genético del virus para observar como podría estar cambiando. Examinan las secuencias genéticas del virus tomadas de una pequeña proporción de personas infectadas para documentar la emergencia de nuevas versiones.
Los investigadores de Caltech descubrieron el incremento en la variante B.1.526 al buscar mutaciones en cientos de miles de secuencias genéticas en una base de datos llamada GISAID.
“Había un patrón que era recurrente, y un grupo concentrado en la región de Nueva York que no había visto”, dijo Anthony West, biólogo computacional de Caltech.
Él y sus colegas encontraron dos versiones del coronavirus cada vez más frecuentes: una con la mutación E484K observada en Sudáfrica y Brasil, que se cree que ayuda al virus a esquivar parcialmente las vacunas; y otro con una mutación llamada S477N, que puede afectar la fuerza con la que el virus se une a las células humanas.
Para mediados de febrero, las dos versiones representaban el 27 por ciento de las secuencias genéticas de la Ciudad de Nueva York depositadas en la base de datos, dijo West. (Por el momento, estas versiones están agrupadas como B.1.526.)
Los investigadores de la Universidad de Columbia adoptaron un enfoque diferente. Secuenciaron mil 142 muestras de pacientes en su centro médico. Descubrieron que el 12 por ciento de las personas con coronavirus habían sido infectadas con la variante que contiene la mutación E484K.
Las personas infectadas con el virus portador de esa mutación tenían en promedio unos seis años más y tenían más probabilidades de haber sido hospitalizados. Si bien la mayoría de los pacientes se encontraron en vecindarios cercanos al hospital, particularmente Washington Heights e Inwood, hubo varios otros casos diseminados por el área metropolitana, dijo David Ho, director del Centro de Investigación del SIDA Aaron Diamond.
“Vemos casos en Westchester, Bronx y Queens, la parte baja de Manhattan y Brooklyn”, dijo Ho. “Así que parece estar muy extendido. No es un sólo brote”.
El equipo también identificó seis casos de la variante de Reino Unido, dos infecciones con una variante identificada en Brasil y un caso de la variante de Sudáfrica. Los dos últimos no se habían reportado antes en la ciudad de Nueva York, dijo Ho.
El equipo de Ho informó en enero que el coctel de anticuerpos fabricado por Eli Lilly y uno de los producidos por Regeneron no son efectivos contra la variante sudafricana.
Y ahora varios estudios han demostrado que las variantes que contienen la mutación E484K son menos susceptibles a las vacunas que la forma original del virus. La mutación interfiere con la actividad de una clase de anticuerpos que casi todo el mundo produce, dijo Nussenzweig.
“Es muy probable que las personas que se han recuperado del coronavirus o que han sido vacunadas puedan combatir esta variante, de eso no hay duda”, dijo. Pero “pueden enfermarse un poco”.
También pueden infectar a otros y mantener el virus en circulación, lo que podría retrasar la inmunidad colectiva, agregó.