Arturo Ávila, candidato de Morena a la alcaldía de Aguascalientes, denunció años antes, en entrevista, que la agrupación NXIVM terminaría mal porque estaban convirtiendo a un hombre en un dios.
Recientemente, una cadena de televisión internacional anunció el lanzamiento de un trabajo en el cual aparece la imagen del candidato a Aguascalientes, por lo que Grupo Imagen buscó al morenista para entrevistarlo.
Ávila, quien habría participado de las prácticas de coaching empresarial que la asociación de Keith Raniere ofrecía, denunció en entrevista previa, con el periodista León Krauze, que la asociación se estaba convirtiendo en una especie de secta y a su líder en un semidiós.
El candidato señaló que esta asociación traspasaba los límites personales de quienes ahí participaban; además de que trataban de influir en decisiones personales de los asociados.
Por esa razón, el candidato decidió dejar sus filas y revelar su experiencia ante Krauze y también ante Rick Alan Ross, principal denunciante a nivel internacional de la empresa de Raniere, convertida a secta.
Desde 2018, Ávila describió su vivencia a Ross y el desacuerdo que él mantenía con NXIVM. Por ese motivo el investigador decidió sacarlo de la lista de políticos y empresarios que presentó cuando ya pesaban sobre Raniere acusaciones de tráfico sexual, extorsión y fraude.
Ávila, experto en seguridad nacional, declaró que tomó varios cursos y seminarios por cerca de un año, pero cuando los líderes de la asociación trataron de influir en su vida personal cortó de tajo su relación con la agrupación.
Los cursos que el candidato de Morena habría tomado eran a corto plazo y estaban relacionados principalmente con herramientas de desarrollo empresarial y relaciones públicas.
El candidato morenista a dirigir Aguascalientes y quien ha sido identificado como uno de los políticos más críticos en contra del autoritarismo, señaló fuertemente que la asociación de Raniere estaba alejándose de una línea empresarial desde hacía tiempo.
Keyh Rainiere fue sentenciado en Estados Unidos a 120 años de prisión por los delitos de tráfico sexual, extorsión, fraude y otros delitos.
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