La economía internacional no está en su mejor momento y Latinoamérica, que ha tenido poco crecimiento económico(0.4 por ciento interanual, en promedio) en los últimos cinco años, será golpeada por una crisis agravada por la pandemia de COVID-19, que presionará las finanzas de los países de la región, obligándolos a buscar fondos adicionales para reactivar su economía y solventar sus gastos de operación, advierten organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
América Latina ha tenido varios episodios de endeudamiento a lo largo de su historia. Uno de los más recientes y más graves ocurrió entre 1982 y 1995, durante el periodo conocido como la “década perdida”.
Fueron años en que algunos países duplicaron sus deudas interna y externa. Fueron años de prueba y error en que Latinoamérica se dio cuenta de que subsanar el déficit presupuestario y la estabilidad macroeconómica con dinero prestado no funciona si los incentivos económicos, en lugar de fortalecer la productividad, generan una estabilidad pasajera que se desboca cuando el dinero se acaba, generando altos niveles de inflación por el aumento del consumo, con un proceso posterior de estancamiento y recesión, con efectos económicos más devastadores que al inicio de la crisis.