Norteamérica inicia una nueva era de libre comercio este miércoles con la entrada en vigencia del T-MEC, el acuerdo que moderniza el TLCAN. Pero el estreno se da en medio de una pandemia, con las fronteras entre los tres socios parcialmente cerradas y las economías en recesión.
El Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC) no arranca en un contexto particular, sino que está lejos de eliminar toda la fricción entre los tres países, cuyas economías, que suman el 27% del PIB mundial, se han vuelto interdependientes desde hace más de dos décadas.
El sucesor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor desde 1994, sigue abarcando un mercado de casi 500 millones de consumidores, con un flujo comercial de 1.2 billones de dólares en 2019.
Pero eso fue antes de que la covid-19 llevara al mundo a la peor recesión desde la Gran Depresión hace casi un siglo.
Ahora, los movimientos no esenciales entre los tres países están prohibidos hasta el 21 de julio para frenar la propagación del nuevo coronavirus, aunque la circulación de bienes se mantiene. Y el FMI pronostica fuertes contracciones del PIB para este año: -8% en Estados Unidos, -10.5% en México y -8.4% en Canadá.
Los tres países apuestan a la implementación del nuevo pacto para sortear las dificultades.