A partir del próximo 20 de febrero, el gobierno de Estados Unidos clasificará oficialmente a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, según lo establecido en el Registro Federal. Entre los grupos señalados están el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Noreste, el Cártel del Golfo, Cárteles Unidos y La Familia Michoacana.
Además, la designación también incluirá a dos organizaciones criminales extranjeras: el Tren de Aragua, de origen venezolano, y la MS-13, una pandilla de El Salvador con presencia en varios países.
Esta decisión podría traer consecuencias importantes, ya que, al ser catalogados como terroristas, el gobierno estadounidense podría justificar acciones militares directas en cualquier lugar donde operen estos grupos, incluyendo México. Sin embargo, la medida también podría dar margen para que el gobierno mexicano presione a Estados Unidos para que refuerce el combate a la venta ilegal de armas y al lavado de dinero a través de instituciones bancarias y empresas.
En su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que la soberanía de México no está en juego y que no permitirá ninguna intromisión extranjera en asuntos de seguridad nacional. No obstante, señaló que su gobierno mantendrá el diálogo y la cooperación con Estados Unidos para diseñar estrategias conjuntas que refuercen la seguridad en ambos países.