Venice Beach, la famosa playa al oeste de Los Ángeles, vuelve a recibir desde ayer a surfistas, nadadores y corredores tras 47 días cerrada por el coronavirus, aunque pocos de ellos acudieron el primer día de apertura.
“Estoy sorprendido. No sé por qué no hay más gente aquí esta mañana, es extraño”, dijo Bernard Yin con la cuerda de seguridad de su tabla de surf fijada al tobillo.
Para él, “volver aquí es fantástico. Es una cosa simple poder volver a estar en una playa. Pero esas cosas simples, cuando ya no las tienes, son lo que más extrañas”.
Las autoridades del condado de Los Ángeles, donde la vida comercial se está comenzando también a activar, accedieron a abrir las playas, pero con ciertas instrucciones para que los deportistas respeten los protocolos de distanciamiento físico.
En un punto, la esperada luz verde en los paneles electrónicos de los accesos al paseo marítimo se volvió naranja con esta advertencia: “¡La playa de Venice está cerrada!”.
“Probablemente es un descuido”, trata de explicar Julio Rodríguez, un empleado del departamento de socorristas del condado de Los Ángeles, que se toma su tiempo para resolver esta situación confusa para algunas personas, como varios patinadores decepcionados al ver su pista todavía cubierta de arena.
“En la playa se permite caminar, correr, nadar, hacer surf. En cambio, todavía está prohibido ir en bicicleta y monopatín por el paseo marítimo, jugar a voleibol y baloncesto. Las instalaciones de Muscle Beach también están cerradas”, resume Rodríguez, sin saber cuándo se podrán reanudar estas actividades.