En esta contingencia sanitaria la familia debe mantener la distancia física con sus adultos mayores para protegerlos de un posible contagio, pero no así la lejanía emocional, al contrario, se recomienda que se refuerce la cercanía afectiva para evitar sentimientos de soledad y tristeza que pueden convertirse al paso del tiempo en una depresión, manifestó la geriatra del DIF Estatal, Lourdes Aviña Montoya.
Comentó que debido a que las personas de la tercera edad son un sector de los más vulnerables ante el COVID-19, se deben intensificar las medidas de cuidado como la higiene, lavado de manos, la sana distancia, uso de cubrebocas, vacunación contra la influenza, entre otras acciones. Sin embargo, esto no implica que se les deba dejar confinados y sin convivencia, ya que hay maneras de mantener ese contacto, a través de llamadas o de manera virtual.
Indicó que la depresión en el adulto mayor no siempre se manifiesta con llanto o melancolía, como muchos creen, hay quienes dejan de comer, pierden la esperanza, tienen trastornos del sueño, experimentan sentimientos de mucho enojo y ganas de estar aislados, o también dejan de hacer actividades que anteriormente les gustaba hacer como bailar, ver televisión, jugar juegos de mesa, entre otros.
En este sentido, recomendó a las familias que hagan un proyecto en el que el adulto mayor invierta tiempo como por ejemplo, hacer manualidades navideñas, preparar regalos para sus nietos, hacer un álbum de sus seres queridos, entre otras actividades que sean motivantes y que les dé una ilusión de hacer para compartir.
Asimismo, sugiere que para mantener la tranquilidad de los adultos mayores se refuerce la idea de que no todo malestar es coronavirus, ya que hay otras enfermedades que están presentes y deben atenderse con prontitud.
