La trama del Barçagate descubierta hace cerca de un año provocó este lunes, en el marco de la investigación llevada a cabo por el juzgado, la detención del ex presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu y del todavía Director General del club Òscar Grau, el responsable de los servicios jurídicos Román Gómez Ponti y el que fuera asesor personal del máximo mandatario Jaume Masferrer.
Dos dotaciones de los Mossos de Esquadra del área de delitos económicos, la policía catalana, se personó a primera hora de la mañana en las oficinas del club para efectuar diversos registros en varios despachos, cerrando el edificio y prohibiendo la entrada a cualquier persona, incluidos los empleados que aún no habían llegado, y no permitiendo que los presentes abandonasen las instalaciones, aislándose a varios ejecutivos a quienes fueron intervenidos sus ordenadores a la vez que se incautaba diverso material.
La auditoría que puso en marcha la directiva de Bartomeu descartó ninguna clase de culpabilidad en la directiva, solventando solamente la suspensión de empleo (y posterior despido) de la compliance officer Noelia Romero tiempo después de que seis directivos (Emili Roussaud, Enrique Tombas, Silvio Elías, Josep Pont, Maria Teixidor y Jordi Calsamiglia) presentasen su dimisión en lo que fue el inicio del escándalo.
Cada vez más señalado a través de una moción de censura iniciada en su contra, Bartomeu solventó dimitir de la presidencia, junto a su junta directiva, defendiendo su labor al frente del club y convencido de que había actuado “siempre” bajo la más estricta legalidad en el caso… Que ha conducido finalmente a su detención en un nuevo giro de guión.